Elegir color para la pared de tu casa, es una de las tareas más satisfactorias pero a la vez más complicada, puesto que no sabes muy bien qué color poner en un principio, para que este color combine con tu decoración y además sea bonito. Si vives en una casa pequeña tampoco es tarea sencilla por lo que a continuación te damos las claves para que aciertes con los colores que quieres pintar tu vivienda.
Paredes y color. Estos dos elementos son la base de una buena decoración. La pintura es un recurso importantísimo a la hora de decorar el espacio y nos ofrece una gran variedad de posibilidades. Elegir los colores con acierto es fundamental, más si te propones pintar una casa pequeña, ya que de tu decisión dependerá la amplitud visual de las diferentes estancias.
Muchos de nosotros vivimos en casas pequeñas (o no todo lo grandes que nos gustaría, ¿verdad?). El caso es que cuando nos proponemos elegir el color de las paredes de un piso de pocos metros cuadrados, la mayor parte de la gente cree que ha de limitarse al blanco.
Blanco tradicional, ¿sí o no?
El blanco es el color que mejor refleja la luz, por lo que si lo elijes para tu casa (y más si esta es de tamaño reducido), conseguirás que los ambientes parezcan más amplios y los espacios más diáfanos. Si, por el contrario, eliges colores oscuros para pintar las paredes de un piso pequeño, lo único que conseguirás es conseguir un ambiente agobiante, que parecerá todavía más pequeño de lo que es. Los colores rojizos son los más estresantes por eso son los que utilizan las cadenas de comida rápida, para lograr que los clientes vayan y vengan con rapidez.
Un buen consejo es no cambiar de color en cada habitación, sino que es mejor unificar el tono de las paredes de toda la casa, con ligeras variaciones. De esta forma, el resultado es más armónico. Otra buena idea es utilizar un color de base y otro para crear contrastes, y utilizar la misma combinación en toda la casa.
Tranquilo, las cosas de palacio van despacio
En decoración, como en la vida misma, hay veces en las que es necesario arriesgar. De lo contrario el triunfo no llega a ser tan esplendoroso. Y el caso de la pintura de las paredes refleja a la perfección esta postura. En ocasiones nos da miedo elegir colores diferentes, que se salgan del típico blanco o el beige, y no nos damos cuenta de que no hay nada más sencillo que cambiar el color de las paredes.
Para tranquilizarse es bueno tener en mente que los colores se cambian con poco esfuerzo y en tan solo un día de trabajo. Siendo conscientes de esto, ya somos capaces de pensar de otra manera, de imaginarnos las cosas de forma diferente.
No significa la obligación de pintar una casa pequeña en colores intensos y oscuros, sino que abras tu mente y elijas aquella opción que crees que puede quedar bien, aunque se salga del típico blanco.
Variantes que aportan luz
Si el blanco te parece la mejor alternativa, ¡adelante! Seguro que consigues que los ambientes parezcan más amplios y ligeros, y lo agradecerás en el día a día. Sin embargo, hay otros tonos que merece la pena plantearse. Son claros y aportan luz, pero le darán a tus paredes algunos matices más originales.
Además del beige (que es un color que aporta gran calidez, aunque puede resultar demasiado clásico) está el gris, tan moderno y especial. color, Este color aplicado de forma muy suave si los espacios son pequeños, y con más intensidad en habitaciones grandes. El gris tiene un componente de inspiración nórdica que también ayuda a definir el espacio.
Por último un color a tener en cuenta es el rosa claro, un tono juvenil y muy fresco. Lo ideal para acertar es aprender a dosificar. Por ejemplo: pinta una sola pared, deja este color en ambientes más íntimos como tu habitación.